Lobo se forma en Valladolid en la Escuela de Artes y Oficios y en el taller del imaginero Ramón Núñez y, posteriormente, en Madrid, donde en 1927 ingresó en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando. En la capital castellano-leonesa le impactan los tesoros del Museo Nacional de Escultura. En sus inicios oscila entre el naturalismo de signo académico, y un novecentismo renovador que lo acerca a Mateo Inurria o Victorio Macho. En la capital española, donde fue compañero de curso, entre otros, de su paisana Delhy Tejero y de Cristino Mallo, absorbe los aires de vanguardia. Fue muy importante para él la visita, en 1929, a una exposición colectiva dedicada a los artistas españoles de París, celebrada en el Jardín Botánico de Madrid, y en la que también figuraba el escultor Alberto, que por aquel entonces todavía no había pisado la capital francesa. También visita, en 1936, la retrospectiva de Picasso organizada por ADLAN-Madrid en el Centro de Estudios de la Construcción.