Los primeros pasos artísticos los dio en Valladolid, donde trabajó en el taller del imaginero Ramón Núñez. Gracias a una beca de la Diputación de Zamora, fue alumno nocturno de Artes y Oficios, causándole un gran impacto el Museo de Escultura. Alcanzó el sueño de trasladar su residencia a Madrid, donde estudió la Escuela de de San Fernando; cabe mencionar, entre sus compañeros, a futuros colegas como Juan de Ávalos, el vallecano Pancho Lasso, y Cristino Mallo, así como a su paisana la pintora e ilustradora Delhy Tejero. La modernidad la descubrió en la colectiva de españoles de la Escuela de París celebrada en 1929 en el Jardín Botánico. Del mismo modo, otra muestra que lo marcó fue, en 1936, la retrospectiva de Picasso organizada por ADLAN. El anarquismo lo conoció por mediación del escultor y poeta granadino Ángel Garzón.

Durante la guerra civil, cuyo estallido le sorprendió en la capital, colaboró como ilustrador con Mujeres Libres, organización anarco-feminista, una de cuyas tres fundadoras había sido, en el propio año 1936, su mujer, Mercedes de Comaposada (Barcelona, 1901 – París, 1994), con la que en 1934 había viajado por la España minera, y que en la posguerra firmaría con su segundo apellido: Mercedes Guillén. Encontramos también ilustraciones suyas en ¡Campos Libres!, Frente Libertario, Tiempos Nuevos, Umbral y otras revistas de mismo signo. La guerra la vive en carne propia, ya que en 1938 su padre, Isaac Lobo, falleció como consecuencia de un bombardeo. Tras la derrota republicana, Lobo y su mujer pasaron por los campos del Midi (concretamente, él por el de Argelès-sur-Mer), arribando pronto al París de Picasso (que al igual que otros refugiados, lo ayudó, conectándolo con otros artistas, entre ellos con Édouard Pignon) y de Henri Laurens. Con ambos compartió una poética mediterránea y arcaizante, en su caso, con referencia a la estatuaria griega arcaica.

Se relacionó con otros españoles de la Escuela de París, participando, en 1946, de la expedición a Praga de un grupo de ellos, así como en la UIE. Realizó un monumento a la Resistencia para la ciudad francesa de Annecy. Celebró regularmente individuales en París y otras capitales europeas, participando además en numerosas colectivas de su disciplina. Ilustró libros de Juan Ramón Jiménez y otros poetas. Con ocasión de un único viaje a la URSS, visitó, en Moscú, a su colega Alberto; la visita la evocaría en 1965 en un artículo en la revista del PCE Realidad. Tuvo una especial relación con Venezuela, donde el gran arquitecto Carlos Raúl Villanueva incorporó una Maternidad de Lobo a su gran proyecto de integración de las artes, el Campus de la Universidad de Caracas. A partir de 1960, y al igual que otros exiliados, volvió a exponer en España, aunque nunca se decidió a abandonar París, donde fallecería.